Aplicaciones para aprender vocabulario

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La tecnología ha llegado para quedarse y prueba de ello son las innumerables aplicaciones que ya se utilizan en el aprendizaje, tanto en las aulas como fuera de ellas. En lo que respecta al aprendizaje de lenguas extranjeras, resultan extremadamente útiles las aplicaciones para crear y aprender unidades de vocabulario. El ejemplo que mejor conozco, dado que la utilizo con mis alumnos, es Quizlet.

Quizlet puede ser utilizada como página web o aplicación móvil, según sea más práctico, y tiene cuentas diferentes para estudiantes y profesores. Como profesor, te da la opción de crear grupos de clase e invitar alumnos a cada una de ellos. Dentro de la clase, puedes crear unidades alrededor de un tema, nivel o estructura gramatical, entre otras posibilidades. Por ejemplo,  una unidad con expresiones que contengan preposiciones, otra conectada con deportes, una con adjetivos para alumnos de nivel avanzado y una unidad con términos utilizados en las reuniones. Existe una función para que los alumnos puedan editar esas unidades o crear las propias y luego compartirlas, si así lo desean. Asimismo, el profesor tiene acceso al trabajo y progreso de cada alumno. 

Existen varias formas de aprender las unidades. Una de ellas es jugando, lo cual es muy recomendable porque le aporta un componente lúdico al aprendizaje, haciéndolo más entretenido. Otra opción es aprender con ejercicios de multiple choice, donde tienes que encontrar la opción correcta. También, puedes escribir la respuesta correcta, ya sea la definición del término nuevo, su traducción o lo que sea que corresponda en cada caso. Por último, cuando estás estudiando las expresiones nuevas, puedes leerlas y escucharlas. 

Desde un punto de vista pedagógico, resulta considerablemente efectiva por varios motivos. Primero y principal, porque si no estudiamos o repasamos el vocabulario, es muy difícil que lo recordemos luego. El hecho de que el nuevo vocabulario esté en una aplicación móvil, al que el alumno tiene acceso en todo momento, hace más práctico y fácil su estudio. En segundo lugar, aprender jugando o haciendo ejercicios resulta más entretenido que aprender memorizando largas listas de palabras, repitiéndolas una y otra vez. En tercer lugar, el alumno puede crear sus propias unidades, o inclusive, modificar las que están ya creadas agregando lo que cree conveniente, lo cual fomenta un aprendizaje autónomo y, por tanto, eficaz. Por último, el trabajo puede ser colaborativo, donde cada alumno aporte lo que considera relevante para cada unidad o clase. 

Para concluir, la tecnología es, sin duda, una herramienta fundamental en la clase de lenguas. No debemos olvidar, sin embargo, que no es la única y que abusar de ella puede no traer los mismos resultados que si la utilizamos como una herramienta complementaria, que suma en el aprendizaje.  

 

 

 

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